La salud mental y la salud cardiovascular están estrechamente conectadas. Estrés crónico, ansiedad y depresión pueden influir en el funcionamiento del sistema cardiovascular, afectando la presión arterial, el ritmo cardiaco y la regulación hormonal. Esta interacción, cada vez más estudiada, pone en evidencia la importancia de comprender la salud como un fenómeno integral.
En el caso de la hipertensión y la insuficiencia cardiaca, factores emocionales y psicológicos pueden agravar síntomas, dificultar la adherencia al tratamiento e impactar la calidad de vida de los pacientes. Por ello, abordar la salud mental no solo es importante desde una perspectiva social, sino también desde la medicina cardiovascular.
La investigación científica ha permitido profundizar en los mecanismos que unen mente y corazón, evidenciando la influencia del estrés en la función vascular, la inflamación sistémica y la respuesta autonómica. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de integrar estrategias de bienestar psicológico como parte de los cuidados en salud cardiovascular.
Desde CENDHY, esta visión se relaciona con la búsqueda de tratamientos más integrales y con la promoción de una comprensión amplia de la salud cardiovascular. La ciencia continúa revelando cómo nuestros estados emocionales influyen en el corazón, destacando la importancia de un enfoque que considere tanto los factores biológicos como los psicológicos en el manejo de enfermedades crónicas.

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