¿Por qué NO? 6 importantes razones para NO automedicar
En tiempos como estos en que no es recomendable salir y exponernos a contagios, puede surgir la tentación o necesidad de recurrir a medicamentos disponibles en nuestros hogares para el alivio de malestares, o hacer caso al consejo de amistades, vecinos o familiares sobre tomar algún remedio que les fue efectivo. Ya sea para aliviar un dolor estomacal o una migraña, a trastornos emocionales producto de la contingencia, o para el tratamiento de una enfermedad crónica, y otros, automedicarse tiene MUCHOS peligros.⠀
¿Qué se entiende por automedicación? En breve es tomar un remedio (medicamento), sea prescrito con receta médica o de venta libre, sin consultar antes a un profesional de la salud que evalúe el caso particular del paciente y defina un diagnóstico para el cual entregue una receta con el nombre del medicamento, dirigida para el uso único de ese paciente para el cuadro de síntomas por el cual consulta y válida por un tiempo limitado.
Es complicado comparar qué tan propensos a automedicarnos somos los chilenos con respecto a otros países, sin embargo, en noviembre del año 2019 el Instituto de Salud Pública reveló los resultados de un estudio que cuantificó las notificaciones de reacciones adversas a medicamentos entre 2014 y 2018, atribuyendo 273 a Amoxicilina, 224 a Ciprofloxacino, 68 a Azitromicina y 51 a Cefadroxilo.
Por otro lado, según la Encuesta Nacional de Salud 2016/2017 del Ministerio de Salud, el 40% de la población geriátrica (65 años o más) en Chile consume 5 o más medicamentos de manera regular, incluyendo fármacos antihipertensivos que son nuestra materia de estudio en CENDHY.
Aquí listamos los 6 grandes NO de la automedicación:
1. DOSIS INCORRECTA
La dosis de un medicamento es la cantidad necesaria para producir el efecto farmacológico indicado. Esta cantidad es específica y permite que la concentración del principio activo en el cuerpo sea adecuada durante un tiempo delimitado. Por esta razón es importante administrar la cantidad indicada por el especialista médico y respetar los horarios establecidos para consumir el medicamento.
Al momento de determinar la dosis, deben considerarse condiciones fisiológicas del paciente, como la edad, estado de inmunocompromiso (enfermedades autoinmunes, pacientes con quemaduras severas, entre otras), en mujeres: embarazo, lactancia o menopausia; y enfermedades crónicas de tipo cardiovasculares, renales o hepáticas. Por esta razón NO se debe utilizar el medicamento que usa otra persona y que le ha resultado efectivo, incluso si es en la misma dosis y horarios. Las consecuencias a la salud pueden ser muy graves.
Si la dosis es menor a la que la persona requiere para aliviar sus síntomas o enfermedad, el medicamento resulta ineficiente. Si la dosis es mayor a la que ha demostrado efectividad acorde al fabricante, se puede producir una sobredosis que genera toxicidad, malestar e inclusive la muerte.
El alquimista, médico y astrólogo suizo, Theophrastus Philippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, escribió: “Todas las sustancias son venenos, no existe ninguna que no lo sea. La dosis diferencia un veneno de un remedio”.
2. Efectos adversos:
Los medicamentos se componen de moléculas biológicamente activas que reconocen un sitio de acción específico y generan el efecto farmacológico deseado. A pesar de esta especificidad, los componentes de un medicamento pueden también interactuar con otros sitios en el organismo, y ejercer la misma acción o una diferente. Esto desencadena efectos secundarios y adversos.
Por esta razón se deben seguir las indicaciones médicas de manera estricta cuando se receta un medicamento, esto minimiza la probabilidad de experimentar efectos secundarios y adversos que, en general, se manifiestan como malestar físico, pero también pueden provocar daño a órganos o tejidos y pasar desapercibidos. Si un medicamento no es indicado por un profesional médico luego de una revisión, NO se debe consumir.
3. Esconder o retrasar un diagnóstico más grave:
Los medicamentos ejercen su efecto farmacológico específico, aliviando síntomas puntuales o contribuyendo en el tratamiento integral de una enfermedad, pero también pueden tener actividades inespecíficas (efectos secundarios). En algunos casos, administrar un medicamento tiene como efecto secundario el alivio de un síntoma asociado a una enfermedad no diagnosticada.
Por ejemplo: es habitual que los niños y niñas no sean capaces de distinguir la zona de dolor abdominal y este síntoma se confunda con un simple dolor de estómago por algo que comieron. En esos casos se les receta Pargeverina, comercialmente conocido como viadil. Este fármaco es un antiespasmódico, por lo que disminuye los espasmos gastrointestinales y disminuye el dolor producido por cólicos. Si se trata realmente de un dolor abdominal, el uso de este medicamento y el alivio del síntoma de «dolor de estómago», podría ocultar un eventual cuadro de apendicitis. Debido a que se alivia el dolor, la enfermedad de fondo no se identifica y puede evolucionar a peritonitis, que si no se atiende a tiempo puede ser mortal.
4. Interacción con otros medicamentos:
Cuando una persona consume dos o más medicamentos al mismo tiempo, es posible que las moléculas biológicamente activas que los componen (principio activo) interactúen entre sí de manera directa por su estructura química, o indirectamente a través de sus efectos particulares. Esto puede provocar cambios en el efecto farmacológico individual o combinado de los medicamentos involucrados.
Por ejemplo, para la interacción de dos medicamentos puede ocurrir que:
(1) aumente la potencia farmacológica de solo uno de ellos,
(2) se produzca un efecto sinérgico y ambos medicamentos aumenten la potencia de sus efectos,
(3) un medicamento no pueda ejercer su acción farmacológica y solo uno haga efecto,
(4) ambos principios activos sean inactivados y no se produzca ningún efecto farmacológico.
5. Resistencia a antibióticos:
Los antibióticos son un tipo de medicamento que se utiliza para erradicar infecciones producidas por bacterias*. Estos microorganismos poseen su propio sistema de defensa que les permite sobrevivir al efecto de agentes antimicrobianos como los antibióticos. Por lo tanto, al consumir un antibiótico, a pesar de que este ejerza su efecto, es posible que no todas las bacterias sean eliminadas y un grupo minoritario logre sobrevivir. Este pequeño grupo de bacterias sobrevivientes genera mecanismos de resistencia específicos para ese antibiótico.
Por esta razón, los antibióticos se venden con receta médica y NO deben ser automedicados. Por otro lado, la administración en exceso de antibióticos, cuando no se sigue la instrucción médica, también produce resistencia bacteriana, por lo que al ser consumido de manera reiterada ya no hará efecto.
*Es importante aclarar que no todas las bacterias son perjudiciales para el ser humano. Algunas bacterias son patógenas y generan enfermedades, mientras que otras son incluso beneficiosas y conviven en el cuerpo humano en sistemas fisiológicos como el tracto gastrointestinal.
6. Puede generar dependencia o adicción
Debido a que el consumo de algunos medicamentos genera una sensación de alivio y bienestar fácilmente perceptible, pueden generar cuadros psíquico-físicos de acostumbramiento, tolerancia, farmacodependencia** y adicción. Es común asociar la dependencia y adicción exclusivamente a drogas de abuso, sin embargo, medicamentos como benzodiacepinas que son recetadas por psiquiatras (antiepilépticos, ansiolíticos, hipnóticos y relajantes musculares) y laxantes, pueden ser igualmente adictivos. Fármacos «naturales» también pueden producir adicción.
Para ejemplificar, los laxantes son medicamentos indicados para favorecer la evacuación de las heces en cuadros de estitiquez, que es un síntoma muy molesto que puede interferir en la vida de las personas. Por esta razón el consumo de laxantes puede generar farmacodependencia fácil y rápidamente. Las personas que desarrollan dependencia a laxantes tienen la sensación de que sus malestares son producto de la estitiquez aun cuando no sea ese el caso.
**La farmacodependencia y el síndrome de abstinencia son el conjunto de malestares producidos por la privación de un medicamento que se administró periódicamente. Se manifiesta en cambios físicos, psíquicos y conductuales que solo pueden ser calmados cuando se administra el medicamento, convirtiéndose en un factor indispensable para la vida de estas personas.
Reiteramos el llamado a NO consumir medicamentos si no se cuenta con un diagnóstico médico específico para el paciente y el cuadro patológico que se consulta. En tiempos como este, en que en muchas ciudades de nuestro país nos encontramos con cuarentenas y con los servicios de salud a máxima capacidad, arriesgarse a tener efectos adversos, sobredosis, intoxicación u otra emergencia similar, significa tener que asistir de urgencia a un recinto de salud y generar más trabajo a los profesionales que están enfocados en atender a los pacientes de COVID-19.
Aun más, asistir a un centro de salud en este momento es exponerse a uno mismo al contagio del coronavirus e incluso, ante la alta demanda, que no sea posible recibir asistencia y arriesgarse a un desenlace muy negativo como producto de una intoxicación.
Ante un malestar mayor, es preferible consultar los servicios de telemedicina o teleconsulta que han dispuesto diferentes centros de salud a lo largo del país, y los servicios en línea del Ministerio de Salud https://www.hospitaldigital.gob.cl/
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