Eduardo Soto Bustamante, profesor del Departamento de Química Orgánica y Físico Química de la Universidad de Chile y subdirector de CENDHY, analiza el despliegue de Mars 2020 de la NASA, misión liderada por el rover Perserverance, y las pistas que podría entregar sobre la existencia de vida en Marte. Aborda, además, las condiciones químicas del planeta que harían viable su habitabilidad a futuro.
Dos años se cumplieron el pasado 18 de febrero, desde el aterrizaje en Marte del Perseverance, vehículo explorador de la NASA. Este vehículo, que funciona con energía nuclear, examina y recopila datos sobre características geológicas y recolecta muestras del planeta rojo. El rover Perseverance pesa algo más de una tonelada, cuenta con un brazo robótico con taladro de perforación y dispone de siete cámaras científicas y nueve cámaras de ingeniería.
Uno de los detectives más reconocidos de la ficción también está presente en esta misión espacial. Se trata de ni más ni menos que de Sherlock Holmes. SHERLOC, abreviatura de Scanning Habitable Environments with Raman & Luminescence for Organics & Chemicals, es el extremo del brazo robótico del rover Perseverance. En su labor está acompañado del entrañable WATSON, abreviatura de Wide Angle Topographic Sensor for Operations and eNgineering, una cámara que permite elegir, en una panorámica, las rocas a investigar. Una vez elegidas, tomará imágenes en primer plano, a unos 2,5 cm de distancia, de las texturas de aquellas rocas. Una vez seleccionadas, SHERLOC las examinará con su tecnología adentrándose unas milésimas de milímetro (micrómetros) en su superficie. Su trabajo consiste en buscar “pistas del tamaño de un grano de arena en las rocas marcianas”.
Eduardo Soto Bustamante, profesor del Departamento de Química Orgánica y Físico Química de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la U. de Chile, es un apasionado de la astrofísica y ha seguido en detalle la misión Mars 2020. “Perseverance es un robot de la generación del Curiosity enviado el 2011 a Marte y llegando el 2012, pero ahora mucho más mejorado: lleva micrófonos, tiene la posibilidad de examinar el clima en Marte (estación MEDA) y hacer un análisis exhaustivo químico de la composición de la superficie del planeta (SHERLOC), además de incluir un laboratorio (experimento MOXIE) para la transformación de anhídrido carbónico (CO2) en oxígeno, entre otras cosas”, detalla.
Pasado y futuro de la vida en Marte
Una de las zonas elegidas por la NASA para la exploración es el cráter Jezero, lo que no fue trivial, ya que en misiones anteriores se hallaron rastros de lo que pudo haber sido un lago. El cráter posee entrada y salida de lo que pudieron haber sido ríos de alimentación y por ende la existencia de un delta. Por lo tanto, se esperaba que se encuentre alguna microbiota en el lecho o suelo del delta del antiguo lago. La existencia de probables minerales arcillosos sostenía aún más la teoría.
“Marte es un planeta interesante. Es más pequeño que la Tierra. El planeta rojo alguna vez tuvo atmósfera y un campo magnético que lo protegía, esencial para proteger la vida que conocemos contra los rayos ultravioletas. Marte vive entre 70 grados Celsius bajo cero y 11 grados bajo cero. Tiene clima, vientos y torbellinos. Su atmósfera es rica en CO2, etileno y un poco de oxígeno. Además, está prácticamente comprobado que en Marte hay agua en sus profundidades. No directamente en el suelo, ya que la poco densa atmósfera no lo permite”, puntualiza el profesor Soto. En esta línea, afirma que “si Marte alguna vez tuvo atmósfera y agua, debe haber tenido microbiota y eventualmente algún tipo de vida, que no tiene por qué ser el mismo concepto de vida que nosotros entendemos”.
Las próximas misiones de la NASA, en conjunto con la ESA (Agencia Espacial Europea), mandarán naves espaciales a Marte para recoger las muestras selladas que fueron tomadas en la superficie del planeta. Desde el planeta rojo, la misión Perseverance se encargará de enviarlas al espacio para que, desde allí, un satélite las traiga de regreso a la Tierra para su análisis exhaustivo. Todo mediante vuelos interplanetarios no tripulados entre Marte y la Tierra.
“Un objetivo clave para la misión de Perseverance en Marte es la astrobiología, que incluye la búsqueda de señales de vida microbiana antigua. El rover caracterizará la geología y el clima pasado del planeta, allanará el camino para la exploración humana del planeta rojo y será la primera misión en recolectar y almacenar rocas y regolitos marcianos (rocas sueltas y polvo)”, indica la página web oficial de la NASA. Además de ser la primera misión en recolectarlas y almacenarlas, será la primera que intente enviar dichas muestras a la Tierra para análisis. Si bien SHERLOC ya es un gran adelanto para el análisis químico del planeta, igualmente posee alguna incertidumbre en sus resultados, algo común en la ciencia y que, por ende, requiere ser corroborado utilizando otras técnicas de análisis.
Sobre la próxima llegada de la humanidad al planeta rojo y su eventual colonización, en tanto, el académico de la Universidad de Chile destaca que “puedes hacer dos cosas si tienes CO2 y agua en Marte. El CO2 puedes transformarlo en oxígeno y el agua en combustible. Por esta razón, Marte se ha seleccionado como una opción de vida para la humanidad en el futuro”, refuerza. “Sin embargo, es indispensable restaurar el campo magnético y una densidad atmosférica adecuada que aumente la gravedad”, añade.
Publicación de Portal Noticias Universidad de Chile
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