Guía de fin de año para el uso seguro de analgésicos, antiácidos, bebidas rehidratantes y otros productos farmacéuticos

por | 29 Nov, 2021 | Blog

En época de celebraciones de fin de año, muchas personas recurren a medicamentos de venta libre para aliviar los síntomas de la acidez estomacal y la resaca. Sin embargo, como cualquier fármaco, estos medicamentos deben ser consumidos racionalmente porque no están exentos de contraindicaciones, especialmente para los pacientes hipertensos. Lo mismo ocurre con otros productos utilizados para proteger la mucosa gástrica previo al consumo excesivo de alcohol y alimentos que irritan el estómago, como el omeprazol, y para remediar la deshidratación por resaca, como las bebidas deportivas.

En esta entrada abordamos los riesgos de la automedicación de analgésicos y antiácidos que se comercializan sin prescripción médica, de bebidas rehidratantes de venta libre y de medicamentos para controlar el reflujo gastroesofágico, revisando la evidencia científica.

¿Por qué la automedicación de analgésicos es dañina?

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, los medicamentos de mayor uso en Chile son los analgésicos (23,7%), antihipertensivos que actúan sobre el sistema renina-angiotensina (16,7%), reductores de lípidos séricos (11,2%) y diuréticos (8,4%) [1]. El uso elevado de analgésicos y/o antiinflamatorios se ha mantenido en tiempos de pandemia según el balance del Departamento de Asuntos Científicos del Instituto de Salud Pública [2]. El estudio analizó los datos de venta de medicamentos en Chile entre marzo y julio del año 2020, revelando que el paracetamol fue el medicamento más comercializado en el período. Según el estudio, entre los productos farmacéuticos con mayor demanda en la primera fase de la pandemia en nuestro país destacan aquellos indicados para el tratamiento del dolor [2]. De hecho, el paracetamol y el ácido acetilsalicílico son los principios activos de mayor consumo en Chile, seguidos por el losartán, la metformina y la atorvastatina [1]. Tanto el paracetamol como el ácido acetilsalicílico, conocido popularmente como aspirina, son medicamentos que se pueden adquirir sin prescripción médica y, por lo tanto, son frecuentemente automedicados.

Dado que el paracetamol es muy eficaz para aliviar el dolor por sus propiedades analgésicas, suele utilizarse para mitigar los síntomas de la resaca, principalmente el dolor de cabeza. No obstante, el uso de paracetamol para combatir la resaca no es recomendado porque es un fármaco que no posee actividad antiinflamatoria. Es conocido que el dolor de cabeza por resaca está asociado a procesos inflamatorios [3], por lo cual, se aconseja administrar ibuprofeno para mitigar los dolores producidos por la resaca porque se trata de un antiinflamatorio no esteroidal con actividad analgésica, eficaz para el tratamiento del dolor asociado a procesos inflamatorios.

Si bien el paracetamol y el ibuprofeno tienen propiedades analgésicas y antipiréticas, son seguros y no presentan efectos tóxicos a dosis terapéuticas, solo el ibuprofeno es indicado para tratar el dolor asociado a procesos inflamatorios [4]. Además, a diferencia del paracetamol que se metaboliza en el hígado y se elimina a través del riñón, el ibuprofeno produce menos daños a nivel hepático y gástrico [3] [5]. Sin embargo, el consumo frecuente y en dosis altas de ibuprofeno puede afectar la mucosa gástrica y así potenciar la actividad irritante del alcohol [6].

Consumir paracetamol cuando se ha bebido alcohol es una exigencia tremenda para el hígado porque las enzimas gástricas y hepáticas deben trabajar a máxima capacidad. La alcohol deshidrogenasa (ADH) es la enzima encargada de metabolizar las moléculas de alcohol en la mucosa gástrica y en el hígado para convertirlas en moléculas más fáciles de eliminar por los riñones [3] [5] [6]. Cuando la ADH está muy exigida, se activa la producción de proteína citocromo P450 que apoya en el metabolismo del alcohol. El problema es que el paracetamol también se metaboliza en el hígado y cuando se mezcla con el consumo de alcohol se puede generar daño hepático. El paracetamol es metabolizado a través de dos procesos, uno mediado por la proteína citocromo P450 y otro a través de la conjugación con ácido glucurónico (Figura 1). La vía mediada por proteína citocromo P450 produce un subproducto tóxico, el NAPQI, que causa estrés oxidativo y muerte celular [5] [6]. En condiciones normales, cuando el hígado no está sobre exigido por un exceso de alcohol, se produce NAPQI en cantidades que el glutatión puede eliminar. Sin embargo, cuando hay mayor disponibilidad de la proteína citocromo P450 con respecto a la producción normal, como ocurre ante un exceso de alcohol, el organismo prioriza el metabolismo de paracetamol a través de la vía mediada por la proteína citocromo P450. De esta forma, se generan grandes volúmenes de NAPQI que el glutatión no alcanza a eliminar, por lo que NAPQI se acumula en el hígado y puede causar daño hepático [3] [5] [6].

Figura 1. Metabolismo del paracetamol. Adaptado de Riordan SM & Williams R. 2002[6].

Si usted es hipertenso/a, prefiera el paracetamol

A pesar de que la toxicidad del ibuprofeno y del paracetamol es muy baja, no es recomendable administrar estos fármacos luego de una noche de consumo excesivo de alcohol sin la indicación de un profesional de la salud. Los pacientes hipertensos deben tener particular cuidado porque entre los efectos secundarios de los analgésicos no opiáceos, como el paracetamol y el ibuprofeno, se encuentra el aumento transitorio de la presión arterial [4]. El ácido acetil salicílico también presenta este efecto secundario. Aunque los dos tipos de fármacos entorpecen el control de la presión arterial, los analgésicos antiinflamatorios no esteroidales como el ibuprofeno se asocian a un aumento más modesto y predecible de la presión arterial. Sin embargo, la evidencia también indica que disminuyen el efecto antihipertensivo de los medicamentos inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECAs), bloqueadores del receptor de angiotensina (BRAs) y diuréticos que son prescritos para el tratamiento de la hipertensión [7]. En consideración, la Asociación Americana del Corazón recomienda a pacientes hipertensos en tratamiento con medicamentos antihipertensivos preferir el acetaminofeno (paracetamol) porque, aunque el beneficio antiinflamatorio es prácticamente nulo y provoca un aumento transitorio de la presión arterial, no está asociado a mayor riesgo de hipertensión y no perjudica el control farmacológico de la presión arterial como el ibuprofeno [7].

La automedicación de analgésicos no es inocua en jóvenes ni en personas sin hipertensión

Si bien las personas con hipertensión arterial son una población con mayor riesgo respecto a la automedicación de analgésicos no opiáceos, la evidencia ha demostrado una correlación significativa entre el consumo regular de analgésicos y la incidencia de hipertensión en personas jóvenes sin comorbilidades. La cohorte española SUN (Seguimiento de la Universidad de Navarra) acompañó por 4 años a 9.986 individuos con edad promedio de 36 años y sin comorbilidades, de los cuales un grupo utilizó analgésicos regularmente [8]. Los analgésicos analizados fueron del grupo de los salicilatos como la aspirina y otros distintos a esta, y fueron utilizados por los voluntarios a frecuencias diferentes para evaluar el efecto de la posología. Al comenzar el período, ningún individuo tenía diagnóstico de hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer. En cambio, luego de los 4 años, se reportaron 543 nuevos casos de hipertensión que no tenían relación con factores de riesgo cardiovascular, lo que sugiere que el consumo regular de aspirina y otros analgésicos está asociado a una mayor incidencia de hipertensión en jóvenes sanos [8]. El estudio además identificó que la correlación es más fuerte a medida que aumenta la frecuencia de uso de estos fármacos. Los resultados de la cohorte SUN han sido confirmados por estudios similares en Norteamérica y Europa [8], lo que demuestra que la automedicación de analgésicos no es inocua ni para hipertensos ni para personas sin enfermedades cardiovasculares.

Además de los analgésicos, una gran variedad de fármacos, agentes terapéuticos y sustancias químicas pueden alterar el control de la presión arterial en pacientes hipertensos y en personas sanas [9]. Los fármacos que inducen la retención de sodio o que actúan sobre el sistema nervioso simpático pueden provocar un aumento de la presión arterial que puede ser transitorio o persistente, siendo causante de lo que se conoce como hipertensión secundaria. Además, pueden interferir con los medicamentos para el tratamiento de la hipertensión [9]. Este último efecto es más pronunciado en pacientes hipertensos con falla renal y en personas mayores.

El clásico antiácido en las fiestas de fin de año no es inofensivo

Frente a la acidez estomacal ocasional es común utilizar antiácidos para eliminar el malestar. En época de celebraciones de fin de año, cuando son habituales la ingesta elevada de alcohol y las comidas abundantes, aumenta el uso de antiácidos, que se venden sin prescripción médica en farmacias. Es importante no abusar del consumo de antiácidos y comunicar a su médico de cabecera, especialmente si presenta otras patologías.

La función de los antiácidos es reducir los síntomas relacionados al reflujo ácido, como el dolor abdominal, la sensación de pesadez del estómago y de ardor en el pecho y garganta. La acidez estomacal, también conocida como reflujo ácido, se produce cuando el jugo gástrico se devuelve hacia el esófago, lo que irrita el revestimiento interno y puede provocar síntomas dolorosos. Las causas del reflujo ácido son variadas e incluyen las comidas abundantes, los alimentos grasos, las preparaciones muy condimentadas, la cafeína, el alcohol, los jugos cítricos, el estrés, el tabaquismo, el sobrepeso y el embarazo [10]. La acidez puede también ser un efecto secundario de medicamentos antihipertensivos como los bloqueadores de canales de calcio (amlodipina, diltiazem, felodipina, nifedipina y verapamilo), bloqueadores beta (atenolol, labetalol, metoprolol, nadolol, pindolol y propranolol), ácido acetilsalicílico y antiinflamatorios no esteroidales [11].

Cuidado hipertensos/as: la mayoría de los antiácidos contienen sodio

Uno de los antiácidos más populares es el bicarbonato de sodio porque su acción es rápida y potente, pero de corta duración (Tabla 1). El bicarbonato sódico es un antiácido sistémico que de ser utilizado consistentemente genera efectos secundarios y estreñimiento. El uso prolongado de antiácidos sistémicos provoca un aumento en la producción de ácido clorhídrico en el estómago, lo que puede conducir a una alcalosis sistémica [11] [12]. En consideración, los antiácidos sistémicos deben ser administrados siempre con agua, entre 1 y 3 horas después de las comidas, y no prolongar su uso por más de dos semanas. Además, las personas hipertensas y con problemas renales deben siempre utilizar antiácidos basados en sodio con supervisión médica [12].

Los antiácidos no sistémicos, como las sales de aluminio, magnesio y calcio, son menos potentes que el bicarbonato de sodio y el carbonato calcio, y su acción es más lenta, pero su efecto es más prolongado y producen menos efectos secundarios [11][12].

Obtenida desde Divins Triviño M-J, 2004[12].

Cuando los síntomas de reflujo ácido se hacen más frecuentes, es posible que se trate de una enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), que se diagnostica a través de exámenes médicos. En países de occidente, se estima que entre un 10% a 20% de las personas adultas experimentan los síntomas clásicos de ERGE al menos una vez a la semana [10]. El tratamiento para la ERGE incluye el uso regular de antiácidos, la mayoría basados en sodio, por lo que es importante diagnosticar oportunamente la hipertensión arterial en estos pacientes con ERGE. Es interesante que la ERGE comparte algunos de los factores de riesgo asociados a hipertensión arterial, como la obesidad, el género masculino y el consumo de alcohol, aunque según la evidencia científica es poco probable que estos factores sean los responsables de la asociación entre hipertensión y ERGE [10]. Sin embargo, ciertos medicamentos antihipertensivos como los bloqueadores de canales de calcio pueden favorecer el reflujo gastroesofágico por sus efectos sobre el esófago, y podrían interactuar con los antiácidos [10], desencadenando efectos indeseados.

Algunos fármacos, como los antiácidos, pueden favorecer el desarrollo de hipertensión resistente, que se reconoce cuando la presión arterial no disminuye a pesar del uso de dosis óptimas de tres medicamentos antihipertensivos, incluyendo diuréticos [13]. Entre las causas de hipertensión resistente destaca la ingesta excesiva de sodio. Por eso es importante que los pacientes hipertensos eviten el uso de antiácidos basados en sodio, que lamentablemente son la mayoría de los antiácidos disponibles comercialmente.

¿El omeprazol sirve contra la acidez?

A diferencia de la función de los antiácidos que es tratar la acidez, fármacos como el omeprazol son indicados para proteger el estómago y prevenir lesiones gastroesofágicas causadas por el ácido gástrico [14]. Es por eso que los antiácidos son administrados cuando se experimenta la acidez estomacal, mientras que el omeprazol generalmente se administra unos 20 minutos antes de una comida. El mecanismo de acción del omeprazol es la inhibición de la secreción del jugo gástrico, mientras que los antiácidos actúan neutralizando la acidez en el estómago [14]. En ese sentido, el uso de antiácidos es puntual y el de omeprazol es más prolongado y restringido a una prescripción médica, en el contexto de un tratamiento médico supervisado. El omeprazol generalmente se utiliza en combinación con otros medicamentos para eliminar la bacteria Helicobacter pylori que provoca úlceras [11] y también puede ser indicado para evitar los efectos de otros fármacos sobre la mucosa gástrica, como los antiinflamatorios no esteroidales.

En general, el omeprazol se comercializa como cápsulas de liberación prolongada y, al contrario de los antiácidos que son de venta libre, el omeprazol solo se puede adquirir con receta médica. Cuando se prescribe en combinación con otros medicamentos para eliminar a H. pylori, se administra 1 o 2 veces al día, cada 12 horas, generalmente antes de las comidas y por un tratamiento de 10 a 14 días [10]. Entre los efectos secundarios del omeprazol se encuentran dolor de estómago, diarrea, mareos, sarpullido leve, estreñimiento y tos [10]. Ante una sobredosis de omeprazol se puede experimentar confusión, somnolencia, visión borrosa, taquicardia, malestar estomacal, vómitos, transpiración, bochornos, dolor de cabeza y sequedad de boca [10]. Además, las consecuencias más graves del uso indiscriminado de omeprazol incluyen el déficit de vitamina B12 que puede provocar fatiga, anemia, problemas neurológicos e incluso demencia, y osteoporosis en mujeres mayores de 60 años [14].

Consumir bebidas deportivas para paliar la resaca no solo es innecesario, sino que además es poco saludable

Las bebidas isotónicas o deportivas son consumidas para rehidratar y restablecer los minerales luego de una sesión de actividad física de intensidad media a alta. Sin embargo, muchas personas consumen bebidas deportivas para reponerse después de una jornada de ingesta excesiva de alcohol, como las noches de navidad o de año nuevo. Según reportó la Asociación Nacional de Bebidas Refrescantes en 2015, la venta de bebidas deportivas aumentó un 26% en el semestre inmediatamente anterior y su crecimiento ha sido sostenido desde su introducción al mercado chileno en 2007 [15]. Es de preocupación que las bebidas isotónicas son consumidas por un gran número de población que no pertenece a la categoría de deportistas de alto rendimiento o que no realizan actividad física vigorosa que justifique la ingesta de estas bebidas, entre los que se incluyen niños, niñas y personas mayores, de acuerdo a un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile y el Servicio Nacional del Consumidor en 2018 [16].

Las bebidas isotónicas son un producto diseñado para deportistas y se componen de agua, hidratos de carbono simples (glucosa, fructosa, dextrosa y sacarosa), hidratos de carbono complejos (maltodextrina), minerales (sodio, cloro, potasio, fósforo, magnesio, calcio), vitaminas, colorantes y aromatizantes. Estas bebidas normalmente contienen sodio en forma de cloruro de sodio o bicarbonato sódico, razón por la cual la Fundación Española del Corazón recomienda a los pacientes hipertensos abstenerse de consumir bebidas isotónicas o deportivas [17].

Algunas personas pueden también consumir bebidas deportivas luego de realizar ejercicio de intensidad leve a moderada o por un corto período de tiempo, lo cual no es recomendable. En esos casos, y al igual que con la deshidratación por resaca, la pérdida de agua se puede reponer nada más que con agua. Por un lado, las bebidas isotónicas que contienen fructosa producen daños a nivel renal asociado a hipertensión sistémica y otras complicaciones [18]. Por otro lado, las bebidas isotónicas aportan azúcares y calorías (energía) que, de no ser utilizadas, pueden conducir a un aumento indeseado de peso. El incremento de peso puede ser particularmente riesgoso en personas con hipertensión arterial o con enfermedades cardiovasculares, ya que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo cardiovascular. Más aún, en niños, niñas y adolescentes, el consumo de bebidas isotónicas está asociado a una mayor tendencia al sobrepeso y la obesidad, lo que podría conllevar al desarrollo temprano de hipertensión [19].

Los compuestos químicos en diferentes fármacos interactúan entre sí, con los alimentos y las bebidas

Por último, uno de los riesgos de la automedicación es la interacción entre medicamentos. El consumo de cualquier producto farmacéutico sin supervisión médica significa tomar el riesgo de que dicho producto interactúe con otro fármaco o principio activo de ingesta regular u ocasional, lo que puede provocar consecuencias graves para la salud. De acuerdo a la ENS 2016-2017, en Chile la prevalencia de uso de al menos un medicamento es 58,7% y en promedio un adulto consume 1,6 medicamentos de manera habitual [1]. La interacción entre medicamentos es particularmente importante en los pacientes con enfermedades crónicas y en las personas mayores porque en estos grupos se presenta la mayor prevalencia de polifarmacia, que es el uso de 5 o más medicamentos. La polifarmacia en la población general es un 10,1%, mayor en mujeres que en los hombres (12,1% > 8,1%), y en el grupo de personas de 65 años o más alcanza un 31,6% [1].

Sumado a la interacción entre fármacos, no se deben olvidar las consecuencias de la interacción entre fármacos, alimentos y bebidas, particularmente con bebidas alcohólicas. Te recomendamos leer nuestra entrada “Las consecuencias de mezclar medicamentos con comidas y bebidas en tu celebración dieciochera”.

Si una persona que regularmente consume al menos un medicamento decide administrar un analgésico, un antiácido, un omeprazol o equivalente, o ingerir una bebida isotónica, para calmar los malestares de una noche de excesos en estas fiestas de fin de año, podría experimentar más problemas que alivio.

Es importante reiterar que no es recomendable ingerir ningún fármaco, en ninguna circunstancia, sin antes consultar con un profesional de la salud.

Autores:

Lorena Díaz Hemard, coordinadora científica y de comunicaciones CENDHY

Dra. María Paz Ocaranza, investigadora titular CENDHY

Dr. Felipe Oyarzún-Ampuero, investigador asociado CENDHY

Referencias:

[1] Passi A, Valenzuela-Guiñez F, Margozzini P. Use of medicines in Chile according to the national health survey 2016 ENS. Medwave 2019; 19(Suppl 1):SP49. doi: 10.5867/medwave.2019.S1

[2] Instituto de Salud Pública. “ISP informa sobre los medicamentos más demandados en el país durante la pandemia por COVID-19”. Noticia en línea, 15 de septiembre de 2020.

[3] Francisco Javier Otero Espinar. “Por qué no deberíamos tomar paracetamol para la resaca”. The Conversation en español. Artículo en línea. 28 de septiembre de 2021.

[4] Camafort M, Coca A. Hypertension and analgesic intake: light and shade on an old problem. Rev Esp Cardiol. 2010; 63(3):265-7. doi: 10.1016/s1885-5857(10)70058-x

[5] Prescott LF. Paracetamol, alcohol and the liver. Br J Clin Pharmacol. 2000; 49(4):291-301. doi: 10.1046/j.1365-2125.2000.00167.x

[6] Riordan SM & Williams R. Alcohol exposure and paracetamol-induced hepatotoxicity. Addiction Biology 2002, 7(2), 191–206. doi:10.1080/13556210220120424

[7] Calhoun DA, Jones D, Textor S, Goff DC, Murphy TP, Toto RD, White A, Cushman WC, White W, Sica D, Ferdinand K, Giles TD, Falkner B, Carey RM. Resistant hypertension: diagnosis, evaluation, and treatment. A scientific statement from the American Heart Association Professional Education Committee of the Council for High Blood Pressure Research. Hypertension. 2008; 51(6):1403-19. doi: 10.1161/HYPERTENSIONAHA.108.189141.

[8] Beunza JJ, Martínez-González MA, Bes-Rastrollo M, Núñez-Córdoba JM, Toledo E, Alonso A. Aspirin, non-aspirin analgesics and the risk of hypertension in the SUN cohort. Rev Esp Cardiol. 2010; 63(3):286-93. doi: 10.1016/s1885-5857(10)70061-x

[9] Grossman E, Messerli FH. Drug-induced hypertension: an unappreciated cause of secondary hypertension. Am J Med. 2012; 125(1):14-22. doi: 10.1016/j.amjmed.2011.05.024

[10] Li ZT, Ji F, Han XW, Wang L, Yue YQ, Wang ZG. The Role of Gastroesophageal Reflux in Provoking High Blood Pressure Episodes in Patients With Hypertension. J Clin Gastroenterol. 2018; 52(8):685-690. doi: 10.1097/MCG.0000000000000933.

[11] Ángela Bosch. Acidez y antiácidos. Offarm 2004. Vol. 23. Núm. 9. páginas 64-70. Disponible en línea.

[12] Divins Triviño M-J. Antiácidos y antiulcerosos. Farmacia Profesional 2004, Vol. 18. Núm. 11. páginas 26-31. Disponible en línea.

[13] Aronow WS. Drug-induced causes of secondary hypertension. Annals of translational medicine 2017, 5(17), 349. https://doi.org/10.21037/atm.2017.06.16

[14] Clínica Universidad de los Andes. Peligros del uso incorrecto de Omeprazol. Artículo en línea. 4 de noviembre de 2020.

[15] Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Crece consumo de bebidas deportivas”. Noticia en línea. 28 de abril de 2015.

[16] Organización de Consumidores y Usuarios de Chile. “Bebidas energéticas e isotónicas. Composición nutricional de las bebidas energéticas e isotónicas”. Julio 2018. Disponible para descarga en línea.

[17] Fundación Española del Corazón. “¿Las bebidas isotónicas se deben tomar solo cuando se hace ejercicio?”. Respuesta en la sección de preguntas frecuentes al nutricionista.

[18] García-Arroyo FE, Cristóbal M, Arellano-Buendía AS, Osorio H, Tapia E, Soto V, Madero M, Lanaspa MA, Roncal-Jiménez C, Bankir L, Johnson RJ, Sánchez-Lozada LG. Rehydration with soft drink-like beverages exacerbates dehydration and worsens dehydration-associated renal injury. American journal of physiology 2016. Regulatory, integrative and comparative physiology, 311(1), R57–R65. https://doi.org/10.1152/ajpregu.00354.2015

[19] Committee on Nutrition and the Council on Sports Medicine and Fitness. Sports drinks and energy drinks for children and adolescents: are they appropriate? Pediatrics. 2011; 127(6):1182-9. doi: 10.1542/peds.2011-0965

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